miércoles, 30 de enero de 2013

LA LLAVE


Si no soy poeta,
 que hago probando,
tan vez necesito,
ser pájaro libre,
volar ¿cómo y cuando?.

Maldita rutina,
que todo lo llena,
sus ojos me observan,
 más yo sólo quiero,
salir de esta pena.

Crear me hace libre,
y puedo viajar,
 atravesar valles,
cruzar horizontes,
 lejos de ultramar.

¿Acaso estoy muerta?,
o me lo parece,
no siento mi cuerpo,
no siento mi alma,
mi anhelo envejece.

Lo único cierto,
 sin rastro de duda,
es que mi persona,
lejos de rendirse,
 se revela y lucha.

A nadie le pido,
 un problema resuelto,
 me voy a buscarlo,
pero está muy lejos
y yo aún no he vuelto.

La llave la tengo,
guardada en mi alma,
más tiene rincones,
no puedo encontrarla,
me duele, se rasga.

Quien dice que es fácil,
 quien que es divertido,
 sólo es un instante,
en el que guardamos,
todo lo vivido.

No hay noche sin día,
 no hay lluvia sin sol
y esto me enseña,
que a pesar de todo,
 pase lo que pase,
 de dentro hacia fuera,
humana o divina,
 la llave… soy yo.


lunes, 28 de enero de 2013

SAL SOL


Acaricia mi cuerpo con suavidad de astro. No esta desnudo sino cubierto de un velo hidratante que lo protege de tus rayos dañinos.
Sólo quiero tu calor y tu bonanza, pero no me hagas daño. Estoy preparada para aprovechar lo bueno y rechazar lo malo.
Me das energía  y vida cuando brillas potente desde el amanecer al ocaso.
Me gusta pasear bajo tus luminosos abrazos. Me cuido, eso si, me doy crema, se la doy a mis hijos. Aprovecho para acariciarles, para abrazarles con sumo cuidado, antes de salir a disfrutar de tu calor. Antes de dejarles contigo, les preparo.
No te quiero enlatado, te prefiero al natural y con mesura.
No en cualquier momento, no me quemes, no me dañes, cuando estas doloso, me cubro, me escondo, me cuido.
Me pongo la pamela, le coloco la visera a mis hijos, jugamos, reímos.
Me hidrato, no seques mi cuerpo, bebo de ti sin excesos.
Tú nos das la vida, nos das calor y abrigo, nos haces sonreír y estamos perezosos y huraños cuando te escondes juguetón tras las nubes.
Cada mañana sales a alegrarnos el día, cada noche te retiras cansado a tu lecho y le das el relevo a la luna. Que brilla por ti, también. Lo sabes.
Ha pasado el verano y nuestra piel tostada por el efecto de tus rayos pero protegida, se muestra hermosa y joven.
No nos hagas daño, sólo queremos tu bonanza.
Eres la vida en su esencia misma, para mí, para mis hijos, para mis flores, para mis plantas.
Eres todo energía, una gran bola de fuego que nos quiere atemperar, sin llegar a quemar.
Estas lejos, pero te sentimos cerca todo el tiempo. Demostrando todo tu poderío cuando alcanzas el cenit en el cielo azul, en su inmensidad brillante.
Estamos preparados, brilla sobre nosotros, sabemos que eres poderoso, pero, no te tememos, te amamos.
Eres libre para pasear entre nosotros y nosotros libres de disfrutarte a nuestro antojo.
El milagro de la vida, es, que pase lo que pase, por larga que sea la noche., finalmente resplandeces con tu luz, para acompañarnos en nuestro camino.
Nos das la vida, sal, SOL.


viernes, 25 de enero de 2013

MI AMADO


Anhelo tu alma,
escondida tras la desnuda piedra,
me duele, me quiebra.

Zozobra doloso mi anhelo,
y en este desvelo, te sueño,
tú eres, sin duda, mi dueño.

Y así, mi alma incompleta,
se funde en una sola y entera,
porque tú, ¿me esperas?.

Cuanta fatiga tengo,
y el corazón desbocado,
ya sabes, por ti, mi amado.

¿Acaso conoces mi duda?,
espero, como tú quieres,
mas sin querer, me hieres.

Vagando por mil moradas,
yaciendo contigo en el camino,
está escrito en mi destino.



miércoles, 23 de enero de 2013

MINERO



Recuerdo perfectamente la primera vez que te vi. Con tu rostro enjuto y  curtido por el sol.
Habías pasado tus años jóvenes bajo tierra y después, como solías decir medio en broma, medio en serio, te empachaste de sol para desquitarte.
Tu corpulencia siempre me sorprendió. ¿Como un cuerpo tan grande podría moverse en espacios tan angostos? Suponía que para ser minero, había que ser pequeño.
 ¡Que curioso pensamiento!. ¿Acaso los túneles eran especiales para ti?.
Recuerdo perfectamente la sensación certera de conocer el interior de tu cuerpo. Tus pulmones teñidos de negro, del polvo respirado durante años de oscuridad, solo iluminada por la leve llama.
Y yo, con mis reproches, tan confundida estaba. Tú, dejándote la vida en el lado oscuro y yo al otro lado, tú en el malo y yo en el bueno. No mas reproches, lo prometo.
En que pensabas ahí abajo, cuando el silencio y la humedad lo llenaban todo de la más absoluta nada.
Acaso pensabas en ella, que te esperaba, temerosa de que no regresases.
Como los marinos, que se quedan a veces con las sirenas para siempre. Ella estaba celosa de la madre tierra, que te tenía secuestrado en sus entrañas, temía que no volvieses a casa cada noche.
Pero tu regresabas, al final de la jornada, cansado y sucio, pero vivo y feliz de regresar junto a ella. Entonces respiraba tranquila, te abrazaba y acariciaba tus músculos cansados, tensos.
Era vuestra vida, no podía cambiarse, solo vivirse. Solo cabía esperar para estar contigo todo el tiempo.
Pero tantas jornadas de anhelos y esperas le pasaron factura.
Mientras tus pulmones se llenaban de asbesto, su alma se llenaba de tristeza, inundada por la pena, hasta que ya no pudo resistirlo.
Cuando tus días de minero terminaron, ella ya no estaba.
Cuando podríais haber pasado los días juntos, ella ya no estaba.
Cuando la tierra te dejo libre para amarla, ella se había ido.
La mina se cerró un día para ti, saliste al sol resplandeciente del exterior y ya no te escondiste más.
Ella te observa desde las nubes y te espera, como cada noche.
Antes subías del subsuelo a la tierra, para estar con ella, ahora debes subir de la tierra al cielo. Porque tu amada te está esperando, MINERO.



lunes, 21 de enero de 2013

Me Interesa Estudiar Donde Oscurece (M.I.E.D.O.)



El lugar me generó incertidumbre desde el principio. Se trataba de una casa solitaria, enclavada en un valle, de gran belleza, eso sí. Pero lejana y extraña.
Rodeaba a lo lejos por un bosque inmenso, cuajado de árboles octogenarios y frondosos.

Lo cierto es que, mi jefa, decidió que nos inspiraría aquel lugar solitario y alejado de todo. Que descubriríamos nuestros miedos ancestrales y lo plasmaríamos en la historia con más facilidad. 
-Estaréis más tranquilos- nos dijo. Pero yo no quería “tanta” tranquilidad.
Curiosa manera de lograr de nosotros un texto. 

Total, ¿que importaba?, todas las películas de miedo eran iguales. Un poco de sangre, unos cuantos gritos y unos protagonistas confiados y poco precavidos.
Estaba todo escrito. ¿En que pensaba que íbamos a innovar?.

Solo era cuestión de tiempo acabar el guión para aquella película de serie B.
Incluso el título era ridículo,“Me Interesa Estudiar Donde Oscurece”. Habían formado un acrónimo con las palabras y el resultado era MIEDO.

Pero, ¿a que mente pensante se le había ocurrido aquello?.

Llegamos el viernes a última hora y estaba anocheciendo.
Los dueños de la vivienda nos esperaban en la puerta de entrada. 
La casa era increíble.

Toda ella era transparente, no tenía paredes, sino enormes cristaleras unidas por vigas de acero. Me parecía imposible que se pudiese sostener y que tuviera la firmeza que el abrupto paisaje requería. 
Tanto cristal… parecía frágil. 


Sólo la gran puerta de entrada era de madera. Rígida y esbelta, increíblemente majestuosa. 

La abrieron para nosotros y comenzaron a encender las luces de la vivienda.
La iluminación era exagerada, totalmente desproporcionada. Aquella casa solitaria iluminaba todo el valle. Eso me pareció estupendo. La oscuridad siempre me daba miedo. 

De niña solía encender todas las luces de la casa cuando me quedaba sola. Aprendí a controlarlo con los años, pero aún, en la oscuridad de la noche, siento un resquicio de temor, ancestral, primario.

Al principio sólo tuve una sensación de destemplanza. 
No lo reconocí de inmediato, pensaba que era por que había descendido la temperatura exterior. Además, la casa estaba sin habitar y resultaba fría.
Decidimos encender la gran chimenea del salón. Estratégicamente colocada en el centro, como lugar de reunión de una tribu india. 

De diseño vanguardista, se elevaba hacia el techo de la casa atravesando las dos plantas de altura de la estancia.
Aquello y las bromas de mis compañeros, caldearon enseguida el ambiente y me olvidé de mi presentimiento.

El hecho de haber vivido una situación traumática, te marca para siempre.
Yo no podía evitar captar ciertas sensaciones, que se manifestaban en mi mente con total nitidez, ajenas a mi consciencia.
Intentaba llevar una vida normal y nunca comentaba mi experiencia de hacía ocho años. De hecho, prácticamente estaba borrada de mi memoria. Sólo en contadas ocasiones tenía premoniciones que, pese a mis intentos, no podía controlar ni desterrar de mi cerebro.
Por eso, no le dí importancia a aquel presentimiento y empecé a encontrarme mejor cuando mi chico y su amigo loco, nos sirvieron la primera cerveza.
            -Creo que deberíamos cenar y acostarnos pronto si queremos empezar el trabajo a primera hora de la mañana- comenté, cansada y perezosa.
            -¿Pero qué dices?- espetó Rebeca –las historias de miedo se escriben de noche.
            -Y otras cosas más divertidas también…– rió Jorge, al tiempo que se bebía de un trago el botellín de cerveza y le dedicaba a su chica un guiño pícaro.
Supe enseguida que la noche sería larga y la venganza por tener que trabajar el fin de semana, estaba servida.
Fiesta, comida y bebida, sexo, risas. Tampoco era mal plan, siempre y cuando nos diese tiempo también a terminar la historia.
Decidimos entonces preparar un poco de cena y reunirnos junto a la chimenea para encontrar, entre todos, el desenlace para el guión.
Nos repartimos las tareas y casi sin querer, me tocó salir a por la leña al cobertizo. 
         -Yo voy preparando las pizzas - dijo Jorge - que para eso estuve dos años de erasmus en Florencia. Lo sé todo de la mozzarella y el pepperoni.
           -Pues yo no pienso salir - inquirió Rebeca - tengo los pies helados. Iré deshaciendo las maletas.
Y mientras tanto, Álvaro, ya estaba preparando el equipo en la zona de trabajo. Un montón de cables que interconectaban los portátiles, para trabajar, con la ultima tecnología vía satélite, allí, perdidos en mitad del bosque. ¡Que ironía!.
En aquel valle remoto, iluminado por una casa de cristal.
Es curioso, pensé, soy la más miedosa y tengo que ir YO.

Tomé un cesto que había junto a la chimenea y salí al exterior por la gran puerta de madera. La dejé entreabierta, sólo una rendija, no quería que la casa perdiese su calor.
Fuera, estaba helando y sentí un estremecimiento de frío en mi cuerpo. Note como se erizaba el vello en mis brazos y mi aliento se transformaba en una nube tibia de vapor.
No tuve la precaución de ponerme el abrigo y llevaba únicamente una camisa de algodón, los vaqueros y las botas de media caña, regalo de Álvaro.
En realidad tuve otra impresión, además de la de frío, otra vez la que sentí al llegar.

No podía entenderlo, normalmente sólo me pasaba una vez y después no se repetía en meses.
Eso me desconcertó y por un momento pensé en volver a la casa y cerrar aquella puerta hasta el día siguiente. Pero no había leña suficiente dentro para toda la noche. Y, además, ¿qué les diría?, que estaba asustada, que había sentido…algo.
Era ridículo. Se reirían de mi y ya estaba harta de ser el centro de las bromas y de preocuparme por cosas que, (como me reprochaba Álvaro) después no sucedían.
Caminé despacio hacia la parte trasera de la casa, retándome a mi misma a no correr presa del pánico, a controlar mis instintos y sobreponerme al miedo.
            -NO pasa nada - me repetía una y otra vez - no seas tonta.
La noche era preciosa, ciertamente. El cielo tachonado de estrellas, en luna menguante… sólo un oscuro cielo con puntos brillantes.
Me sentí mas tranquila.
Era curioso, veía a través de los cristales de la casa lo que sucedía en el interior.
Primero ví a Jorge, que canturreaba en la cocina “Fígaro, Fígaro…”, mientras le daba vueltas con una sola mano a la masa de la pizza que después nos comeríamos todos juntos.
Le sonreí y me contestó con un sonoro “buona sera signorina”, con ese acento italiano venido a menos que tanto nos hacía reír.
En el salón estaba Álvaro “enredando” con los portátiles. Toque con mis nudillos en el grueso cristal y él, sonriente, me lanzó un cálido beso.
Seguí caminando, me separaban pocos metros del cobertizo, veía el montón de leña, perfectamente apilado, ordenado como un Tetris.
Levanté la vista al cielo e inspiré con intensidad el aire húmedo y limpio que venía del bosque. Aquel perfume penetró hasta el último de mis alveolos y me inundó de paz. Me hizo sentir bien, segura, no temerosa como otras veces.
Miré a mi derecha y vi a Rebeca. Estaba en la habitación del fondo, colocando sus trapitos en el armario, me saludó con la mano.
Yo respondí con un ademán de saludo y entonces… me extrañó su reacción.

De repente, pareció ponerse tensa, abrió los ojos con una expresión de profundo estupor y desconcierto y retrocedió unos pasos.
Entonces lo sentí. Antes incluso de girarme, sabía que estaba allí.
Aquello que había sentido, aquel presentimiento, no era un error.
Mi cerebro solo quería prevenirme, no engañarme. Fui una necia, no interpreté las señales y pagaría el precio.
Me giré lentamente y entonces tuve una percepción nítida y real de la situación.
Atenazada por el miedo más profundo y visceral, intenté moverme, huir.
Sentí entonces la fuerza de la gravedad en toda su expresión, fuerte e implacable. Me había clavado en la tierra húmeda y resbaladiza, y no me dejaba marchar.
El pánico se apodero de mí, tuve una sensación de inmovilidad que me recorrió la columna de arriba a abajo. Estaba paralizada por una opresión, atenazada por el miedo.
Intenté alejarme despacio, sin dejar de mirar aquellos ojos teñidos de un naranja intenso, penetrantes, vidriosos. Mis piernas no me respondían, inerte y temblorosa, ví pasar por delante de mis ojos, como en una moviola, la película de mi vida.
Después oí su respiración, profunda, gruesa, aterradora. Aquello NO era de este mundo.
Sabía que estaba en el lugar equivocado desde el principio.
Paralizada hasta el extremo de la total fragilidad. Sentí como si mi cuerpo fuese a romperse por la tensión. Agarrotada de pies a cabeza, rígida, mi cuerpo inundado de pánico. Mi corazón, palpitaba con tal violencia, que sentí que se colapsaría en cualquier momento.
Tuve una sensación de muerte inminente, que nunca antes había experimentado.
YO lo había traído, y sólo YO era su objetivo. Me necesitaba para volver al lugar del que le había sacado.

Su tamaño y envergadura me sorprendieron, era un animal inmenso y desproporcionado. Su pelaje parecía áspero y rudo, grueso y enmarañado, entrecano.
Tenía un hocico prominente y rojizo, húmedo. De sus largos colmillos goteaba una saliva viscosa y maloliente.
Sus garras semejaban puñales, parecían desgarrar la tierra sólo con pisarla. Sobre su lomo un abultamiento de músculo recio cubierto de piel y pelo le conferían un aspecto siniestro y aterrador.
Sus ojos, clavados en los míos,  ardían en un fuego brillante e hipnótico. Los mismos ojos…

Todo sucedió en una fracción de segundo, el tiempo justo que tardo Rebeca en proferir el más agudo y penetrante de los gritos que jamás he escuchado.
Un llanto quebrado por el miedo, oprimida su garganta por la tensión. Su voz se desgarró, rota de pánico y desconcierto.

-¡Oh, Dios mío!- pensé.- Otra vez no.

Entonces dejó de mirarme, levantó la cabeza y desapareció entre la frondosidad del bosque. Destruyendo a su paso árboles y ramas, en una huida feroz.

Yo seguía allí, paralizada, descompuesta. Mis piernas se quebraron y caí desplomada, justo en el momento en que Álvaro extendía sus brazos y me recogía.
Había vuelto a suceder, los recuerdos atormentaron mi cerebro aturdido. Veía fogonazos de lo sucedido ocho años atrás.
Nada volvería a ser como antes.
Me sentí segura y me abandoné a la inconsciencia. Mi cuerpo, aún tembloso por el pánico, se relajó y se dejo llevar.

…lo dejamos todo allí, simplemente subimos en el coche y nos marchamos. No sabíamos muy bien como había pasado pero no teníamos intención de descubrirlo.
Solo queríamos irnos lejos.

Pero yo sabía que era cuestión de tiempo, que volvería a por mí, que no podría esconderme.
Al menos, NO EN ESTE MUNDO.

viernes, 18 de enero de 2013

ALMAS GEMELAS


El sol y la luna,
se quieren besar,
y buscan ansiosos,
el mejor lugar.
 
El cielo es inmenso,
pero es indiscreto,
deben encontrarse,
en un sitio secreto.

 Las nubes espían,
les siguen el rastro,
esperan nerviosas,
aquel beso casto.
 
Y no se dan cuenta,
el sol y la luna,
de que están muy lejos,
no tendrán fortuna.

Las aves errantes,
recogen su llanto,
lágrimas de luna,
¡su amor duele tanto!.

Cirros y cúmulos,
testigos constantes,
del querer del astro,
a su luna menguante.

 Más mengua por ciclos,
de la pura pena,
que enturbia su rostro,
por la cara buena.

 Si fuera posible,
la luna y el sol,
se amarían tanto,
como el mismo amor.

Por un beso tuyo,
daría mi luz,
le dice a la luna,
el sol en su cruz.

Por yacer contigo,
todo lo daría,
contestó la luna,
que de amor moría.

Furioso y dolido,
ruge el sol ardiente,
la luna apenada,
lo mira y lo siente.

Se niegan rotundos,
a estar separados,
son almas gemelas,
cuerpos mutilados.

Están incompletos,
están condenados,
la luna y el sol,
cada uno en su lado.


lunes, 14 de enero de 2013

MUJER Y MEDIA



Tu cuerpo generoso,
rotundo e inmenso,
colma mis anhelos,
sabes lo que pienso.

Distingo en tu cara,
la prieta turgencia,
de un rostro relleno,
de dulce inocencia.

Pechos abundantes,
cintura borrada,
brazos poderosos,
piernas apretadas.

Te dicen obesa,
más yo no lo creo,
eres puro arte,
como el de Botero.

Disfruto con gozo,
tu cuerpo envolvente,
eres tierna y suave
y además turgente.

Cocino contigo,
recetas deliciosas,
comes con fruición,
¡eres tan golosa!.

¡Ay!, hembra mía,
como me gustas,
eres mujer y media,
a veces, me asusta.

No dejes de ser,
como yo te siento,
hermosa por fuera,
hermosa por dentro.

jueves, 3 de enero de 2013

¿QUIEN LO HARA POR TI?



Le hablas bajito,
temiendo enojarle,
no importa lo que hagas,
él es implacable.

Tus gritos se oyen,
por toda la casa,
él lo quiere todo,
un poco no basta.

Golpea tu cuerpo,
golpea tu alma,
cada bofetada,
te deja su estampa.

Y siempre te dice:
es la última vez,
pero se repite.
¿es que no lo ves?.

Su amor no es del bueno,
maldita paciencia,
tú se lo das todo,
él roba tu esencia.

Despide tu cuerpo,
de tal sufrimiento,
debes volar libre,
este es tu momento.

Protege a tus hijos,
no tienen la culpa,
problemas de adultos,
que ya no se escuchan.

Rompe las cadenas,
y sal a contarlo,
sólo es el principio,
el camino es largo.

No te creas sola,
estamos contigo,
cuéntame tu pena,
que yo soy tu amigo.

Tan sólo una cosa,
te voy a decir,
si tú no lo haces,
¿quien lo hará por ti?.


¿QUIEN LO HARA POR MI?



No me pegues más,
me haces chiquitita,
mi pena es inmensa,
mi rabia, infinita.

Te sigo queriendo,
y aún me pregunto,
¿que hago a tu lado?,
tú anulas mi mundo.

Quebradiza y frágil,
mi alma no sabe,
que tú no me mandas,
yo tengo la llave.

Entonces recuerdo,
todo lo vivido,
y quiero gritarte,
¡me voy y te olvido!.

Ya está decidido,
por mí y por mis hijos,
nos vamos muy lejos,
de este precipicio.

Empiezo de cero,
una nueva vida,
sin miedo, sin rabia,
violencia, ni ira

Tan sólo una cosa,
te voy a decir:
si yo no lo hago,
¿quien lo hará por mí?.