Tienes la cara teñida,
del negro vivo del carbón,
hunde tu rostro en mis manos,
yo te limpio, corazón.
Te desgastas en la mina,
junto a rudos compañeros,
yo añoro tu compañía
y me lleno de desvelos.
Das tu vida cada día,
haga viento, sol o lluvia,
cuando bajas la hipotecas
y al salir, vuelve a ser tuya.
Bajas temprano a la mina,
por grutas angostas y oscuras,
yo te espero cada noche,
envuelta en un mar de dudas.
Y es que nunca estoy segura,
del capricho de tu dueña,
yo no soy quien te controla,
es ELLA, la madre tierra.
Poema presentado al I Certamen de Poesía Minera de La Nueva.
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