lunes, 9 de diciembre de 2013

SEÑALES

La vida esta llena de señales, lo difícil es saber interpretarlas.
Me he perforado tres veces el mismo lóbulo, para ponerme los pendientes desparejados que va perdiendo mi hija. Supongo que es la versión cobarde de tatuarme o hacerme un piercing, una reivindicación de que mi cuerpo es mío y lo agujereo o lo pinto como quiero. Por tres veces he tenido que dejar que se cierre, eso es una señal.
Soy insistente y pesada, machacona y terca, pero he tenido que rendirme a la evidencia, la señal.
Como todo en esta vida nuestra, las señales también tienen jerarquía, se pueden clasificar en función de multitud de variables, algunas son fáciles de interpretar y otras son complejos algoritmos. También hay que tener en cuenta que no todos nos rendimos a la primera. Si se te infecta el agujero de la oreja, a lo mejor tienes que olvidarte del tema. Pues yo, erre que erre, me hice un segundo agujero y hasta un tercero.
Esto son cosas menores, pero las señales nos persiguen todo el tiempo, nos marcan el camino aunque no nos demos cuenta.
Hay quien se niega a aceptarlas y se golpea una y otra vez contra ellas sin aceptarlas, craso error, así solo se consigue dar rodeos para llegar al mismo sitio, pero más tarde. Tiempo perdido. Energía desperdiciada.
En realidad, el laberinto del Minotauro quizá no tuviera atajo, pero te aseguro que el mío si, y el tuyo también. Y si no lo tiene, pues se hace, por las buenas o por las malas, pero se hace.
No me gustan los cobardes, si eres cobarde te vas perdiendo la vida a trocitos. Te pierdes un poco de aquí y un poco de allí. Que no, las cosas no son así como vienen, sino como tu las modelas. Para llegar a la cima a veces hay que dejarse un dedo por el camino. Pero si te quedan otros nueve, ¿Qué importancia tiene?, relativa, como casi todo en esta vida perra y maravillosa que nos ha tocado vivir.
Para los cobardes no hay medalla, pero claro, tampoco hay oleaje en su mar, debe de ser cómodo. Supongo que tienen un gran capote rosa y amarillo y cuando llega una señal, la dispersan con salero hacia un lado, la dejan pasar, sin saber siquiera lo que se han perdido. Pues no es así, tienes que sacar pecho y dejar que la señal impacte contra ti, penetre por lo poros de tu piel y por todos tus orificios, tienes que ser permeable a ella, inspírala, transpórtala a tu alma (que es tu esencia misma), a tu corazón (tu parte emocional), a tu cerebro (tu parte racional), por ese orden, por todas las vías de comunicación que tienes con el exterior, interiorízala, interprétala, y asume que probablemente tendrás que hacer algo con ella, por ella y por TI.

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