Algunas veces me gustarÃa meter mi cabeza bajo tierra y dejar que todo transcurra a mi alrededor. Que los problemas se solucionen sin tener que hacer nada al respecto.
¡Qué
dirÃa mi psicóloga! Que esa no es la manera, supongo, que debo poner de mi
parte.
Nadie
me preguntó si querÃa abandonar mi infancia, desenfadada y feliz, para
sumergirme en la vorágine de una vida adulta que va demasiado deprisa y amenaza
con devorarme.
Pero
yo soy fuerte, soy más fuerte que el destino voraz que me rodea y podré
superarlo, podré superarme.
Nadie
me va a regalar nada, tendré que ir a buscar lo que quiero, hurgar en la tierra
dura con mis propias manos mientras los que me rodean ven su vida pasar.
Buscaré
el tesoro que fue enterrado para mÃ, y lo encontraré, sólo es cuestión de
tiempo. No pienso rendirme. ¿Que ganarÃa con eso?
Mi
vida es mÃa y yo decido hacia donde va. No pienso dejar que la deriva me lleve
a su antojo, sin contar conmigo. Quizá fuese más fácil dejar que la marea me
acercase hasta algún puerto, pero, ¿y si no llego nunca? O llego al puerto
equivocado.
No,
YO decido.
Aunque
tenga que remar.
Aunque
tenga que nadar.
Aunque
me tenga que esforzar.
Aunque
tenga cosas que sacrificar.
Aunque
tenga que luchar.
Sólo
YO decido a que puerto quiero llegar. Y si aún no estoy segura de cuál es mi
destino, seguro que encontraré alguna señal en mi propio camino a la cima. El
que sólo decido YO.
(No
estás sola)
La adolescencia es una etapa convulsa por la que hemos pasado todos, en la que se aprende a base de golpes y en la que se puede perder o ganar muuuuuucho. TÚ decides.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
déjame tus palabras, acompañando a las mÃas...