Supe de mi suerte,
pues con el tiempo, tendría la fortuna de convertirme en mujer.
Me alegré al pensar, que tendría mis propios hijos, nacidos
de mi vientre, como yo acababa de salir del de mi madre.
Me sorprendió que, mi condición de hembra de mi especie, me
fuese a acarrear alguna que otra desventaja en la vida, pero eso me haría más
fuerte.
Celebre con un grito de felicidad la dicha de haber nacido
femenina y singular.
Le hice un guiño cómplice a la matrona y ella, sorprendida,
me respondió con una amplia sonrisa y me entrego a los brazos de mi madre.
Precioso, me encanta!!
ResponderEliminarGracias Mirella,
Eliminarsabiendo de tus gustos en cuanto a lectura se refiere, es un gran elogio para mi.
Mi abrazo para ti.