Se esconde, tímida,
la luna,
detrás de las nubes
lozanas.
Se rozan, se miran,
se gustan,
parece que fueran
hermanas.
Detrás, escondido, se
encuentra,
el sol, de celos
ardiente.
No puede tocar a su
amada,
por eso la espera
impaciente.
Las nubes conocen sus
penas,
y cuidan de sus
confidencias.
¡La luna y el sol se
aman tanto,
a pesar de las
inclemencias!.
Las lágrimas
derramadas,
por este amor
imposible,
en forma de lluvia
nos cuentan,
historias de pasión
sublime.
No lloréis, me pongo triste,
lánguida el alma
dormida,
la luna les cuenta
todo,
la pena se va
enseguida.
Os diré cuanto le quiero,
pero no puedo tenerle,
por la noche es cuando vivo,
por el día es, cuando él hierve.
Como para no llorar,
piensan ellas
desoladas,
nunca podrán
encontrarse,
¡su amor no sirve de
nada!.
Cuarteada su alma de
luna,
espera ansiosa la
respuesta,
es sólo cuestión de
tiempo,
más la duda aprieta y
pesa.
Descompuesta de amor
vive,
y está dividida en
pedazos,
puede que un día se
encuentren,
y él la recoja en sus
brazos.
Por eso la luna
triste,
cree que llegará el
momento,
en que su amado la
alcance
y termine el
sufrimiento.
La razón grita que
olvide,
ella escucha sólo a
veces,
sufren de amor en
silencio,
ninguno se lo merece.
Grita el cielo su dolor,
en forma de truenos
brama,
de furia ilumina el
negro,
la tormenta
descarnada.
De que nos sirve
vivir,
si estamos muertos en
vida,
si se nos niega el
amor,
que acaben la noche y
el día.
Cuando puedan estar
juntos,
quererse y cuidar del
cielo,
de las tierras y sus
gentes,
su amor colmara su
anhelo.
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