Inmóvil,
muda y callada,
queda la plaza desierta,
tendidos los cuerpos inertes,
dolientes
las almas se quiebran.
Explota
su ira invisible,
de
aquella manera cobarde,
se
llevan a madres y a hijos,
mutilan sus cuerpos con sangre.
¿Por
qué no me hablas primero?,
quizá
podamos entendernos,
las
formas no son las correctas,
cada
cual con sus pensamientos.
Golpean
con brazo de hierro
y con proyectiles de odio,
la
vida tras esas fronteras,
que
no cuentan ya con su apoyo.
Ajenos
a lo acontecido,
pasean
los “cascos azules”,
intentan poner todo en orden,
el
cielo, cubierto de nubes.
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